FILTROS FÍSICOS, FILTROS QUÍMICOS SOLARES Y NANOPARTÍCULAS.


¿FILTROS FÍSICOS O FILTROS QUÍMICOS?

¿Y qué pasa con las nanopartículas en bronceadores?

He encontrado un artículo que me ha parecido muy interesante sobre el tema de los filtros solares. Como es un artículo muy extenso, he hecho este artículo basándome en un extracto de ese artículo. Al final de este escrito os dejo el enlace al PDF por si queréis leerlo íntegramente. 
Mi costumbre es hacer mis artículos completamente originales, a partir de mi experiencia, mis estudios y de recopilar información y opiniones de expertos. Pero en este caso, he utilizado parte del contenido de esa página porque, al ser de un organismo divulgativo, creo que así colaboro en que se conozca y se siga por más personas. Creo que por ello, no se van a molestar de que me haya tomado esa libertad.
Os recomiendo visitar esa página por concienciación medioambiental.
Bueno, dicho ésto, aquí os dejo este artículo con lo que me ha parecido más destacable.


FILTROS QUÍMICOS

Son sustancias sintéticas, es decir artificiales, y algunos al ser absorbidos por el cuerpo pueden causar alergias y otros problemas de salud.

Los filtros químicos son compuestos orgánicos que absorben la radiación UV (Ultravioleta). La mayoría absorben rayos UVB y algunos también UVA. 

Se llaman orgánicos los compuestos químicos que contienen carbono. La inmensa mayoría de los compuestos orgánicos artificiales se sintetizan a partir de petróleo.

FILTROS FÍSICOS


Son materia particulada mineral. Reflejan o dispersan las radiaciones, son como espejos que hacen de barrera a todos los rayos solares (UVB, UVA y también luz visible e infrarrojos). Son químicamente inertes, eso quiere decir que no reaccionan con otros elementos y por lo tanto son del todo inocuos.
Actúan inmediatamente después de aplicarlos en la piel. Cuestan más de extender que los químicos, aunque esto se va mejorando a medida que se experimenta con nuevas formulaciones, y pueden dejar la piel blanquecina.

Esto no es recibido con agrado por los consumidores, lo que hace que comercialmente se eche mano de otro tipo de filtros o tecnologías sintéticas.

Algunas cremas (sobre todo las naturales) llevan también filtros denominados biológicos. Son sustancias vegetales o vitaminas que tienen un potencial de filtraje natural, aunque bajo. Estas son: vitamina E y C, la manteca de karité y el aceite de sésamo.

Los filtros físicos no interactúan con nuestra biología, los químicos sí. Es muy difícil determinar las relaciones causa- efecto entre sustancias químicas y enfermedades concretas, por la gran cantidad de factores que intervienen en los procesos biológicos.

La Unión Europea tiene un Comité Científico sobre Productos de Consumo (CCPC) que se ocupa de valorar la seguridad de los productos para los consumidores y 
expresa sus opiniones sobre el uso de determinadas sustancias, de las cuales hay sospechas de que puedan ser peligrosas. En definitiva, vemos que a pesar de los extensos dossieres de inocuidad que los fabricantes presentan sobre algunos de los compuestos utilizados sospechosos de ser peligrosos, es muy difícil, si no imposible, determinar categóricamente si un ingrediente concreto nos hará algún daño, y por otro lado, estamos rodeados de sustancias químicas por todas partes. 

Es muy difícil discernir si una enfermedad ha sido causada expresamente por una u otra influencia. Incluso en el caso de las sustancias demostradamente cancerígenas, por ejemplo, el efecto sobre una persona en un momento determinado depende de factores del todo incontrolables como el estado de salud y anímico de la persona o si la recibe en combinación con otras sustancias químicas, que se van sumando, o contaminantes. 

Son muchos los informes que se presentan y que acaban por tener un resultado no concluyente por falta de una mejor experimentación de las sustancias sobre humanos.

Existe una lista reconocida de sustancias a las que se le atribuyen efectos nocivos sobre la salud de la persona. Algunas de estas sustancias se sabe que son disrruptores endocrinos, cancerígenos, alérgicos, etc.

Los organismos que velan por la salud tienen en cuenta las dosis potencialmente peligrosas para legalizar el uso de cada sustancia. Pero esta escala y criterio no se aplica igual en todos los países. Y falta mucho por investigar y demostrar en uno u otro sentido.

El FACTOR DE PROTECCIÓN


Lo que hace que una crema tenga más o menos capacidad para absorber radiaciones UV es la cantidad de filtro que contiene. Para otorgar un factor de protección solar (FPS) a una crema se mide la capacidad que tiene para retrasar las quemaduras del sol; cuanto más alto sea el FPS más protección tendremos para el resto de los efectos perjudiciales, pero no hay una relación bien definida.

En las cremas a base de filtros químicos, un factor alto implica una cantidad mayor de sustancias potencialmente peligrosas. Las que son a base de filtros físicos no suelen tener factores superiores a 30 porque la crema resultante sería muy espesa y difícil de aplicar.

NANOTECNOLOGÍA:

Nano es un prefijo griego que quiere decir enano. Por ejemplo, un nanómetro es una milmillonésima parte de un metro.Ya hace tiempo que se desarrollan tecnologías que manipulan la materia a nivel molecular y atómico para obtener nanopartículas, de 0'2-100 nanómetros. Se usan en muchos campos, desde ropa que no se mancha hasta vidrios autolimpiantes.

El uso de nanopartículas artificiales es objeto de controversia porque no se conoce bien su comportamiento, que puede ser diferente del de la misma sustancia cuando es mayor. Pueden atravesar más fácilmente las membranas de las células y pueden interferir de formas desconocidas en la compleja bioquímica de los seres vivos.

Uno de los filtros físicos más usados en protectores solares es el dióxido de titanio, un pigmento blanco muy extendido con el cual se hace, por ejemplo, la pintura blanca. Hoy es habitual usarlo en forma de nanopartículas, porque así la crema es transparente en lugar de blanca y por lo tanto es más agradable a la vista. Parece que hay consenso en el hecho de que estas nanopartículas pueden causar daños, y la controversia está en si la crema penetra lo suficiente en la piel como para que las nanopartículas entren en el cuerpo.

Hay muy pocos fabricantes que apliquen el principio de precaución y no usen el dióxido de titanio en nanopartículas. Por el momento sólo una de las principales entidades certificadoras de productos naturales, The Soil Association, las ha prohibido.

Firmas de bronceadores, como Alfanova Sun, destacan por no utilizar nanopartículas en sus filtros solares.

Después de todo, las prestaciones que aportan las nanopartículas en muchos casos son superfluas (tener la piel blanca mientras tomamos el sol no es tan grave), o cuando menos no lo suficiente importantes para justificar tanto riesgo.

SI NO LAS USAMOS BIEN, NO PROTEGEN

A partir de un factor 30 se bloquean prácticamente todos los rayos UVB y un tercio de los UVA, pero nos solemos aplicar cuatro veces menos crema de la necesaria.

Una crema mal usada no es eficaz, incluso puede ser peor que no usarla.
Hay que reaplicarse la crema de vez en cuando Las autoridades sanitarias aconsejan hacerlo cada dos horas. 
Conviene volvernos a poner crema especialmente tras bañarnos, mojarnos o sudar, aunque la crema diga que es resistente al agua.

La reaplicación es importante sobre todo para las cremas hechas a base de filtros químicos; en este caso, no hacerlo puede ser más perjudicial que no habernos aplicado protector. A medida que la piel va absorbiendo los filtros, las radiaciones solares van volviendo a penetrar, y al encontrarse con los filtros químicos, generan más radicales libres que si penetrasen sin haber crema.

Este es otro factor que influye en la correlación entre el uso de protectores y el melanoma.


No escatimar protector 

Es recomendable ponerse unas seis cucharaditas para un cuerpo adulto, pero según varios estudios de media nos ponemos una cuarta parte; así la capacidad protectora es cuatro veces inferior. Las autoridades sanitarias recomiendan un factor de al menos 15 (ya es bastante alto), para todo tipo de piel porque tienen que aconsejar medidas que funcionen independientemente del mal uso que se pueda hacer de la crema.

Los filtros físicos son más seguros para la salud que los químicos. Evitemos los ingredientes más sospechosos de ser nocivos.

Las cremas de protección natural usan sólo filtros físicos y contienen menos ingredientes sintéticos que las convencionales, como por ejemplo: Dióxido de Titanio en nanopartículas.

Si queréis saber más sobre el artículo original:



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